En la mañana del 11 de septiembre de 2001, 4.500 aviones se encuentran sobrevolando Norteamérica. Tras cuatro espeluznantes colisiones, nadie sabe si alguna otra aeronave ha sido secuestrada por los terroristas, y está a punto de cometer más actos de destrucción. ¿Dónde pueden aterrizar con seguridad 4.500 aviones y miles de pasajeros? ¿Y cuáles de ellos pueden ser utilizados como misiles por Al-Qaeda? En ese preciso instante, 500 aviones se dirigen en dirección oeste hacia Estados Unidos. De ellos, 233 regresan al lugar del que provienen, si bien 167 han pasado ya el punto de no retorno. No obstante, existe un pequeño lugar en el mapa que tiene puestos los ojos en todos ellos: Gander, Newfoundland. Las vidas de 45.000 personas que sobrevuelan el Atlántico se encuentran en las manos de un pequeño equipo de controladores aéreos de la remota y rural localidad de Gander, con una población de 10.000 habitantes. Estos héroes no reconocidos aúnan sus habilidades, experiencia y talento innato, con el fin de lograr lo imposible: el aterrizaje de 167 aviones en tres horas, sin sufrir un sólo incidente.