Finn Kiesewetter, Lars Englen y sus compañeros de la Policía Criminal se desplazan hasta el remoto bosque de Lauer Holz, donde encuentran un cadáver. Andreas Overbeck, un padre de familia, ha muerto a causa de un disparo en la cabeza. Al principio todo apunta a que se trata de un suicidio, pero faltan dos balas en su pistola y, además, su esposa y su hijo han desaparecido. Lars le reconoce: era un compañero con muy mal carácter que había estado trabajando en la Unidad de Robos hasta que le suspendieron. Su vecina, Sigrid Grothius, explica que Overbeck tenía un problema enfermizo con los celos y que a menudo discutía con su mujer, a la que también maltrataba violentamente. Sin embargo, la vecina se comporta de forma cada vez más extraña y muestra demasiado interés por las pistas y la carta de despedida que han encontrado en la cabaña del coto de caza que tiene el tío del Overbeck. Además, su hijo Klaus, psicólogo y que trató los problemas maritales de la pareja, también actúa de forma sospechosa. Mientras remueven cielo y tierra para encontrar a la mujer y el hijo de Overbeck, los investigadores descubren que la señora Grothius también sufrió malos tratos por parte de su marido hasta su muerte.