A principios de los años setenta, un imperio oculto de crimen, violencia y poder gobernaba la ciudad de Nueva York. Las cinco familias de la mafia americana reinaban y los jefes de las mismas eran intocables. Nadie admitía en público ni tan siquiera la existencia de la organización hasta que uno de los jefes decidió romper las reglas, Joe Colombo. Otros jefes se contentaban con gobernar sus negocios entre bastidores, pero Colombo quería llevar el enfrentamiento hasta el FBI. Cuando lo hizo, los resultados fueron desastrosos para la mafia. Mientras tanto, una nueva generación de agentes, muy distinta de lo habitual, se incorpora al FBI. Italoamericanos que habían crecido en los mismos vecindarios que los propios gánsteres empezaron a trabajar para los federales y el juego cambió. Uno de estos agentes era Joe Pistone, también conocido como Donnie Brasco, el cual se infiltró en una familia criminal con más éxito que cualquier otro agente anteriormente. Estamos ante el principio del fin de la mafia, aunque aún nadie lo sabe.