Hitler i Stalin, un xoc de tirans: El 1 de mayo de 1941, Stalin, el amo indiscutible del inmenso imperio soviético, asistió al tradicional desfile del Día de los Trabajadores. Un detalle sorprendente marcó la celebración: entre los invitados más prestigiosos, la presencia de uniformes nazis. Hitler había enviado una delegación a Moscú. Pero este acuerdo antinatural entre el gigante comunista y el Tercer Reich nazi vivía las últimas horas. Hitler y Stalin se enfrentarían en el conflicto más mortífero de la historia, con un coste de 30 millones de muertes; Hitler i Stalin, un xoc de tirans: A pesar de las muestras de amistad iniciales entre los regímenes de Stalin y Hitler, la confianza es relativa. Desde la publicación de Mein kampf en 1925, Hitler tiene la ambición de destruir la URSS. Stalin no es plenamente consciente de la amenaza hasta 1940, cuando Alemania invade Francia. Aun así, Stalin, cegado y tozudo, se niega a creerse la traición de Hitler. La operación Barba-roja, la invasión de la URSS, iniciada por Hitler la noche del 21 al 22 de junio de 1941, lo coge por sorpresa. El enfrentamiento ya es inevitable. La guerra deja una herida abierta en la historia del siglo XX.