Después de meses de convalecencia, Calogiuri vuelve al trabajo, pero ya no es el mismo de antes. Está gruñón, irritable y, sobre todo, comprometido en la búsqueda obsesiva de la verdad sobre el atentado en el que perdió la vida Romaniello. Imma, por su parte, lo involucra en el caso de la muerte de un joven de Matera.